Los opresores, falsamente generosos, tienen necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin de que su generosidad continúe teniendo la posibilidad de realizarse. El orden social injusto es la fuente generadora, permanente, de esta generosidad que se nutre de la muerte, del desaliento y de la miseria.
¿Por qué me matas? ¿Y qué, no estás al otro lado del agua? Amigo mío, si estuvieras de este lado sería injusto matarte y yo sería un asesino. Pero, como estás al otro lado, esto es justo y yo soy un valiente. ¡Bonita justicia la que tiene por límite un río!
De fútbol es muy poca la gente que entiende, pero es mucha la gente que opina. Entonces, cuando uno explica las situaciones que no dejan que un grupo triunfe, siempre les parece insuficiente el mensaje y siempre creen que en el mensaje hay un contenido encubierto. Pero el mensaje es muy claro, el entrenador lo que tiene que hacer es lograr que el futbolista juegue de manera proporcionada a las virtudes que posee. El que lo logra es un buen entrenador, y el que no lo logra, está fracasando. Entonces la cuestión no es de estilo, ni de organización, ni de preparación física, lo importante es que los jugadores estén cerca de su máximo potencial durante un período alargado.
Una verdad insuficiente resulta eficaz por una temporada, pero luego, en vez de una elucidación completa, se presenta de pronto algún error deslumbrante. Este le basta al mundo, y el engaño se mantiene así durante siglos.