Al principio de un cambio, el patriota es un hombre escaso y valiente, odiado y despreciado. Sin embargo cuando su causa tiene éxito, el tímido se le une, porque entonces ser patriota ya no cuesta nada.
Es bien cierto que los españoles aspiran al dominio mundial, como que, hasta ahora, lo único que lo ha evitado son lo disperso de sus dominios y lo escaso de su número.