Manos enjoyadas del rubí de mi deseo, la perla de mi tristeza y el diamante de mi beso: llevad a la fosa misma un pétalo de mi cuerpo, manos que sois la vida, manos que sois ensueño.
Lo sincero, lo real, lo espontáneo, es siempre lo siempre; porque en el fondo del diamante está la noche del carbón.