La educación: la inculcación de lo incomprensible al indiferente por el incompetente
(...) Pensó en la incomprensible secuencia de cambios y azares que componen una vida, en todas las bellezas y horrores y absurdos cuya conjunción crea el esquema, imposible de interpretar, pero divinamente significativo, del destino humano.
He descubierto que al estar consciente de lo absolutamente impredecible e inasible que es el futuro inmediato, me es imposible sentirme aburrido.