Hoy en día, el capitalismo de mercado no tiene ningún gran rival ideológico; su mayor amenaza proviene de su propio interior. Si no puede promover la prosperidad y la justicia no habrá triunfado.
Si el rival tiene dos delanteros buenísimos, uno de sobresaliente y otro de notable, lo normal sería emparejar a nuestro mejor marcador con el sobresaliente y mi defensa notable con el delantero notable. Pues no. Nosotros no lo hacemos así. El bueno nuestro marca al menos bueno de ellos. Un problema menos.
Enérgico y a veces duro en la réplica, sí, pero jamás en el agravio, nunca en la falta de respeto por el antagonista
El que lucha con nosotros fortalece nuestros nervios, y acentúa nuestra habilidad. Nuestra antagonista es nuestro ayudante.