Grita la gente por la condición melancólica y desconsolada de mi filosofía. Pero eso se debe meramente a que yo, en vez de fabular un infierno futuro, como equivalente de los pecados de la gente, he mostrado que ya hay algo de infernal allí donde está el pecado: en el mundo.
¡Vivan los obreros, soldados y campesinos rusos! ¡Viva la revolución del proletariado francés, inglés, norteamericano! ¡Viva la liberación de los trabajadores de todos los países del abismo infernal de la guerra, la explotación y la esclavitud!