¿Para qué hemos de vivir, siempre tristes, mendigos y esclavos? ¿Para qué vivimos, Bayaceto, y para qué construimos antes nidos tan altos, si hemos de vivir largamente en esta opresión donde todos nos ven y escarnecen los antiguos triunfos de nuestro poder, ahora reducidos a esta obscura e infernal servidumbre?
Poseo entre mis noches no sé qué incertidumbre...Y ese miedo infernal a las ausencias.