La fuente más alta y el césped que la rodea son el paraje más delicioso de todas las montañas.
Para saborear todo cuanto ofrece de delicioso un paseo por la orilla del arroyo, es preciso que el derecho de la pereza haya sido vencido con el trabajo y que el espíritu cansado tenga necesidad de adquirir nuevo aliento contemplando la naturaleza.
El mundo lo llama placer. Mi tío lo colecciona -lo mantiene limpio y ordenado, en estantes protegidos, pero lo conserva de un modo extraño no para su propio deleite, no, eso nunca; más bien, porque proporciona combustible para la satisfacción de una curiosa lujuria. Me refiero a la concupiscencia del bibliotecario.
Los leñadores rodean al coloso caído; cortan las ramas y las extremidades flexibles, y luego, cuando está limpio el tronco, lo arrastran por las vertientes que rayan los flancos del monte y por las cuales corren las piedras desprendidas y las nieves fundidas en la altura.