El amateur tiene una ventaja sobre el profesional: puede bandonar la prudencia. Puede revelar verdades inútiles y emitir teorías extravagantes.
En el amor como en el deporte, la condición amateur debe ser estrictamente mantenida.
El hombre incapaz de reír no solamente es apto para las traiciones, las estratagemas y los fraudes, sino que su vida entera ya es una traición y una estratagema.
El arte es inútil, pero el hombre es incapaz de prescindir de lo inútil.