En cuanto a la observación de mi mismo, me obligo a ella, aunque sólo sea para llegar a un acuerdo con ese individuo con quien me veré forzado a vivir hasta el fin
¿Qué momento de vida es distinto de un trabajo forzado que un preso realiza sin saber si algún día redimirá con él una culpa desconocida?
La única compensación estaba en el amor, no en el amor obligatorio del parentesco, tantas veces un fardo impuesto por las convenciones, sino el amor espontáneo que de sí mismo se alimenta.
Si nada es evidente de por sí, nada es comprobable, y si nada es obligatorio por sí mismo, nada es obligatorio en absoluto.