Enérgico y a veces duro en la réplica, sí, pero jamás en el agravio, nunca en la falta de respeto por el antagonista
Siempre me he ceñido a dos principios. El primero es entrenar duro y conseguir la mejor condición física posible. El segundo es olvidarse de la otra persona hasta que lo enfrentas en el ring y suena la campana.
Esa incertidumbre relativa sobre el acontecer histórico futuro quiebra el marco rígido e inflexible de las predicciones necesarias para abrirnos un horizonte de alternativas y de posibilidades quizás prometedoras. Pero ese horizonte adolece de una debilidad inevitable: su irreparable precariedad
El hombre debe ser siempre flexible como la caña, no rígido como el cedro.