No pretendas jamás hacer reír; porque además de ser el verdadero medio de obrar del vulgo, te disminuye el respeto y la estimación que se te debe.
Aquel que desee convertirse en maestro del hombre, debe empezar por enseñarse así mismo antes de enseñar a los demás; y debe enseñar primero con el ejemplo antes de que lo haga verbalmente. Pues aquel que se enseña a sí mismo y rectifica sus propios procedimientos, merece más respeto y estimación que el que enseña y corrige a otros, eximiéndose a él mismo
Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, la historia de los siglos y de los tiempos nos enseña cuánto aprecio han merecido todos aquéllos que han puesto el cimiento a alguna obra benéfica a la humanidad.
El hombre es cobarde y cuando no es él el que aprecia la vida, es entonces la vida la que le ha tomado aprecio a él; pareciendo todo cosa del mismo demonio, ya que el fin de la creación no fue poblar la tierra de seres dignos sino de animales.