Como católico que soy he visitado con reverencia los conventos que heredamos de nuestros antepasados, nunca ha dejado de conmoverme el sentimiento de paz y bienestar que se apodera de mi espíritu. Como quisiera que se reconociera en alguna de mis obras las huellas de esas experiencias.
Yo soy partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que, fuera de esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos, así como la prosperidad de las naciones no serán nunca nada más que mentiras.