Ella ofrece su mejilla como cuando él le llevó las rosas y él se quita el sombrero y la besa en las dos. Cuando se aleja, después de verla entrar, se lleva consigo una suavidad en los labios, un roce de cabellos en su frente, un sereno perfil en su memoria.
Mi mayor placer es el disfrute de un cielo sereno en medio de estos bosques verdes: me encantan todos los cambios de la Naturaleza, la lluvia, tormenta, y las hermosas nubes del cielo.
Lo cual no me afectaba personalmente, siempre me ha gustado no dar golpe. Y hubiera descansado también los días laborables de haber podido. No es que fuera decididamente perezoso. Era algo distinto.