No hay política nacionalista sino bajo la conducción de la clase trabajadora, que movilice la voluntad nacional tras la empresa revolucionaria de cambiar el orden social existente y asegurar sus bases mediante el desarrollo independiente, hasta desplazar del poder a las clases dominantes, la toma del poder por los trabajadores y la construcción nueva.
Ahora mismo pasa por conversación nacional lo que no es más que un monólogo televisivo compuesto de mensajes propagandísticos muy refinados.