No me considero en absoluto como un intelectual, no me considero alguien culto, por una sencilla razón, y es que cuando veo a alguien culto, me quedo pasmado. No se trata tanto de admiración algunos aspectos me suscitan admiración, otros no lo hacen en absoluto, sino que me quedo pasmado. Alguien culto no deja de llamar la atención: se trata de una saber pasmoso acerca de todo.
Estoy satisfecho con la cosecha de amigos que conseguí. En todas partes hice la amistad un culto y de la seriedad una obligación. Pude cometer errores con la cabeza, nunca con el corazón.