La hermosura que se acompaña con la honestidad es hermosura, y la que no, no es más que un buen parecer.
La honestidad no es una virtud, es una obligación
Lo malo está en que nuestra admiración es improductiva y en que si nos dedicamos a revocar lo que se cae, a hacer la limpieza de lo que construyeron, seremos ridículos ante nuestros hijos.
La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna.