¿No es de extrañar que no pueda complacer a todos mis conciudadanos? Ni siquiera el propio Zeus es del agrado de todo el mundo cuando envía lluvia o cuando la retiene.
El escritor que quiera saber cómo debe conducirse en relación a la posteridad no tiene más que examinar en los viejos libros qué es lo que le causa agrado y cuáles son las omisiones que más lamenta.