Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, o los que no pintan o componen música, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana.
El interés de un artista es la única limitación al uso del material, y esta limitación no es restrictiva. Únicamente afirma un rasgo inherente a la obra del artista, la necesidad de la sinceridad, la necesidad de que no finja ni se resigne.