En el proceso hemos perdido de vista una de las máximas leyes de la guerra de guerrillas: la guerrilla gana si no pierde. El ejército convencional pierde si no gana.
Sólo los catedráticos mediocres, y en particular los que no tienen sino un título convencional o hereditario, se inquietan tanto por la disciplina, suponiéndola una relación rigurosa y automática que establece inapelablemente la jerarquía material o escrita.