¿Por qué tiene la voluntad influjo sobre la lengua y los dedos y no sobre el corazón y el hígado? esta pregunta nunca nos pondría en un aprieto si fuéramos conscientes de un poder en el primer caso, pero no en el último.
Considero a Berlín como los testículos de occidente, cuando quiero que occidente grite, aprieto a Berlín.
Al principio fue la palabra, esa energía que guía tú voz si hablas. Igual que un arma que se activa entre tus labios, alejándote del lodo y de ese ahogo solitario
Corazón aquietado como el alma en silencio; oigo apenas el ruido muy lejano del mundo como un eco remoto que se ahogó en la distancia y que traen los vientos al oído inseguro.