El hombre débil teme la muerte; el desgraciado la llama; el valentón la provoca y el hombre sensato la espera.
La dignidad de una generación consiste en emplear su propio criterio para discernimiento de lo heredado, defendiendo, impulsando, mejorando todo lo sensato y sabio y disminuyendo, en lo posible, lo torcido y lo maligno